Del Principito no se escribieron todas sus historias, no todos sus caminos, ni todos los que lo acompañaron. Al Principito lo recibió también un perrito que siempre lo seguía, y siempre lo acompañó. Era su sombra y a veces su espejo. No se escribió de él, porque no se necesitaban de palabras para conocerlo, porque él mismo era un pensamiento y un dulce corazón. Dicen que siguió al Principito de lejos, no algo más que un zorro, y no menos que una rosa.
Parecía el viento fue una sombra fue parte del camino
Conoció sus pensamientos y fue su verdadero amigo
Cuando él regresó al cielo se convirtió en recuerdo vivo cada noche seguía a las estrellas para decirles: "ven quédate conmigo"
Los que lo conocimos perseguimos sus alegrías a un corazón buscamos y seguimos a las estrellas para encontrar su camino